Entramos en sus entrañas, permitiendo que la esencia en forma de humedad, nos abrigue en un viaje sin retorno... improntas que forman una espiral de sentimientos y sentidos, hasta alcanzar la cresta de una ola que rompe en reminiscencias atrapadas, en entes y fragmentos. Son moradores taciturnos... aquellos que ahora observan nuestras dudas ante lo desconocido, aquellos que han quedado atrapados bajo el frío manto de las sombras, aquellos que han hecho suyo el discurso del silencio. Difícil es mantenerse impasible ante las imágenes y recuerdos que transmiten estancias y objetos. Difícil evitar caer en el pozo del ayer que aún siendo frío y distante, confina con hermetismo la historia de Can Tonet, el último bastión del recuerdo.
Galería de Can Tonet